lunes, 21 de abril de 2014

Basílica de Santa Maria del Fiore



En la antigua ciudad Italiana de Florencia existen miles de obras artísticas, pictóricas, escultóricas, y arquitectónicas que representan en su totalidad la época patrona de la ciudad: El Renacimiento. Entre las muchas obras de arte en la ciudad, incluyendo el Ponte Vecchio, el Battistero de San Giovanni, los Jardínes de Boboli y la Piazzale Michelangelo, se encuentra la magestuosísima Basílica de Santa Maria del Fiore, también conocida como la catedral de Florencia. Su nombre se traduce como “Santa María de la Flor” se refiere al lirio símbolo representativo de la ciudad de Florencia, que se solía llamar Fiorenza. La obra arquitectónica es una de las obras maestras del arte gótico y del primer Renacimiento italiano. Permanece intacta mas que por los años, como símbolo de la riqueza y del poder de la capital toscana durante los siglos XIII y XIV y como Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO en el Centro histórico de Florencia desde 1982. Reconocida internacionalmente por el arte fresco en su interior y por su gigante cúpula del arquitecto, escultor, orfebre renacentista italiano, creador de la perspectiva cónica Filippo Brunelleschi, una estructura isostática de 100 metros de altura en el interior; 114,5 metros de altura en el exterior, construída casi un siglo después de la finalización de la catedral misma, dado a que ningún otro arquitesto italiano lograba plasmar un diseño eficiente de un techo o una cúpula. La decoración interior de la cúpula corrió de la mano de Giorgio Vasari y Federico Zuccari. Las distintas escenas fueron pintadas entre 1568 y 1579 y representan el Juicio Final bíblico. Personalmente, es una de las pinturas más sobrecogedoras que hemos visto en el transcurso del curso de Literatura Clásica Comparada y Apreciación del Arte. Junto con la cúpula, que fue el mayor reto en la vida del arquitecto florentino que le llevó catorce años, acompañan a la catedral el campanario de 82 m de altura del Giotto, y el baptisterio de San Juan. El conjunto, formado por la iglesia, el campanario y el Baptisterio de San Juan, en el centro de la ciudad, constituye una de las joyas artísticas y arquitectónicas de Florencia.

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